sábado, 18 de agosto de 2007

Providencia, o el paraíso

A más de 400 kms de Colombia, y a medio camino entre Nicaragua y Jamaica, se encuentra la isla de Providencia. Todos la reclaman y aunque pertenezca a Colombia, no es de nadie porque los paraísos no tienen dueño: pertenecen sólamente a quien lo busca.

Cuando te vas acercando a ella en la avioneta que te trae desde la isla de San Andrés y empiezas a divisarla a través de la ventanilla, sin que te des cuenta, se te va dibujando una sonrisa en la cara que solo se borrará el día de tu partida. Es la isla del buen rollo.

Providencia es verdaderamente mágica y diferente a todo: no es la clásica isla del mar Caribe coralina, plana y con turistas, sino de origen volcánico, muy abrupta y solitaria. Son tan sólo 17 km2 de montañas, acantilados, y playas, por lo tienes siempre la sensación de que sus propios habitantes viven aislados los unos de los otros. Su marcado pasado pirata la hace además escurridiza y misteriosa; no es el clásico lugar que se te abre y te deja mostrar sus encantos de buenas a primeras.

La poquísima población que hay es negra; rastafaris influenciados por Jamaica, que hablan criol: una mezcla entre inglés y español, más “cosecha propia”. A estos, se le han sumado unos pocos colombianos del continente que un día, cansados de sus anodinas existencias, lo dejaron todo y empezaron una nueva vida en el edén terrenal, escépticos todos de que pueda exista algo mejor en el paraíso celestial. Si es que existe, claro.

Dentro de los múltiples personajes que pueblan la isla, hay dos que no te puedes perder: Alan y su chiringuito “el Divino Niño”. Simplemente excepcional. Y Richi, un caleño con media cara afeitada metido en una caseta-bar de 2m cuadrados suspendido en un acantilado. Pone reagge y no te dirige la palabra a menos que tú lo hagas.

Afortunadamente, la morfología accidentada de la isla y su dificultad para llegar, ha hecho de Providencia un lugar fuera del circuito turístico. Esperemos que por muchos años más para disfrute de aquellos que buscamos el paraíso.

Divisando Providencia desde la avioneta
Playa de Manzanillo. Niños de la isla jugando, como todos los días de sus vidas
Donde Alan. El Divino NIño
Providencia desde los cayos
Uno de los cayos de Providencia

1 comentario:

Alberto, el españolete dijo...

Bien es cierto, que dicen que quien visita Providencia no conoce paisaje más hermoso en el resto de Colombia.

Ese será mi próximo y último viaje de mi primera etapa en Colombia.

Providencia puede alardear de tener la tercera barrera coralina más importante del mundo, por detrás de la Gran Barrera de Coral de Australia y la de San Miguel e Cozumel en México.

Si conocerlo puedo hacerme una idea de cómo me recibirá próximamente: disfrutaré de la maravilla del paisaje, sonreiré más aún cuando escuche la música reggae y terminaré muy contento al fumar algo de marihuana, después de comer una buena langosta.

Providencia, esperame con buen tiempo que voy para allá.

Alberto el españolete

CUADERNO DE BITÁCORA