miércoles, 21 de noviembre de 2007

La Habana

Al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver

¿Será verdad que siempre ocurre...? No sé, pero a mi me pasó.

Aquellos dos meses del 2001 en los que estuve “dizque trabajando”, se grabaron en mi a base de ron, de mar caribe y de amor: sentados en corros, las noches se pasaban en el malecón entre risas, canciones, besos y ron.

Pocos viajes han sido tan tristes como el que hice cuando tuve que dejar La Habana. No se si por la edad, por las ganas tremendas de conocerla, por ver qué quedaba de aquel misticismo revolucionario, por aquella música, por aquel paisaje urbano maravillosamente decadente, por aquel malecón y aquellas olas que nunca descansan, por aquellos eslóganes anacrónicos de “Revolución o Muerte” que siempre me habían causado tanta intriga, por todo lo que representa Cuba, ó por que tuve la suerte de vivir con habaneros en barrios fuera del circuito turístico... no lo se, pero lo cierto es que me quedé enganchado y soñaba con volver algún día a La Habana. Por aquel entonces, le escribí unas palabras a una amiga que estaba viviendo en Alemania contándole cómo era aquella ciudad y hoy, al releerlas, me causan una mezcla de tristeza, risa, ternura por mi inocencia y nostalgia.

El destino me llevó de nuevo, 5 años después, a La Habana hace ahora justo un año: “dizque de nuevo trabajando”. No puedo negar que me inquietaba la idea de experimentar lo que tantas veces había soñado que sucediese pero al volver a pasear por aquellas calles, me di cuenta que La Habana ya no era la misma..... o tal vez el que ya no fuese el mismo era yo: la maravillosa decadencia de la ciudad, la veía ahora como una miseria indignante; los eslóganes de “Revolución o Muerte”, me parecieron esta vez un coñazo y un aburrimiento tremendo; la prostitución y el turismo sexual de la isla, un escándalo vergonzoso; el misticismo revolucionario, era ahora una ridícula farsa; a los irreductibles barbudos, el paso del tiempo y la inquina mental los habían convertido en 4 vejestorios que no supieron envejecer... ni morir a tiempo, los habaneros con los que conviví habían desaparecido, y del amor “de verano” aquel, no existía ya sino el recuerdo.

Sólo quedaba el ron, la invariable belleza del son, las olas del mar Caribe que nunca descansa rompiendo en el malecón y la insoportable hermosura de La Habana.






6 comentarios:

Reyes dijo...

Estuve en La Habana en el 2005.
Te aseguro que no regresé siendo la misma, la llevo pegada a mi alma, me embrujó, me cautivó, no se si fue su gente o su música, pero la verdad es que, de todos los sitios que conozco, allí es donde siempre quiero volver.
Busca en mis entradas antiguas una llamada "habana eterna", allá por el mes de junio o julio del 2006, te ayudará a entenderme.

Reyes dijo...

Ah!, y trescientas cincuenta fotos...

GFO dijo...

Mis dos visitas a Cuba,me han dejado el mismo regusto amargo y de desolación.
La Habana es como un decorado de Cineccitá que se cae a pedazos; puro cartón-piedra que recuerda postales de los años 50 con sus "Buicks" americanos destartalados y esa estética de hambre que impregna todo.
La Revolución ha degenerado en un lupanar donde jineteras quinceañeras sin bragas,ofrecen sus servicios por la moneda del odiado enemigo imperialista.
Contradicciones acojonantes, que resplandecen bajo los tubos de neón de esas casas destartaladas,que son el reflejo de la miseria de un régimen y de una ideología.

Mityu dijo...

Tú sí que has sido mi sorpresa de la semana. Me encanta tu blog. Bien puesto el título, y los relojes (un favor no tener que preguntar).
Atinado post, buena foto, me muero con Camarón y si el mundo se divide en dos, yo soy de la parte de Cádiz.

Un saludo, arte¡

Anónimo dijo...

Muchas gracias Mityu, me gusta que te guste.
Dama, si quieres ver algo todavía auténtico y no muy "contaminado" por el turismo, tendrás que venir por el Caribe Colombiano. Te aseguro que cuando vuelvas, tampoco serás ya la misma.

Iki dijo...

Estuve en Cuba en enero del 2005... y me quedo la misma sensacion que a ti... una pais que se cae a pedazos...

Saluditos...

CUADERNO DE BITÁCORA