
Un análisis rápido de la situación te dice que no existe sobre la faz de la Tierra una ciudadanía más novelera que la sevillana. Otro análisis, más comedido, te hace reflexionar sobre la “pobreza cultural” de mi ciudad, que sólo se moviliza para estas paridas. Me hubiese gustado que se hicieran encuestas en las colas para saber por ejemplo, cuando fue la última vez que visitó el Museo de Bellas Artes, ó que alguien contestase si sabía cuánto nos ha costado ese tranvía de 1400 metros, por decir algo. Creo que hubiese sido escandaloso. Por lo tanto, es mentira eso de la apropiación del espacio urbano. Y el tercer análisis es sin duda el más trágico de todos. Es la consumación del centro histórico en un auténtico parque temático, donde existe ya hasta la

atracción de feria de un trenecito. Sólo falta el feo del tren de los escobazos pegando con la escoba en la colleja de los pasajeros para completar la escena.